Volvemos hoy la vista hacia la llamada “comida de pobres”, un tipo de recetario que contiene un buen montón de platos elaborados con los pocos ingredientes que en otras épocas de crisis, las imponentes cocineras familiares, nuestras madres y abuelas, conseguían entonar el cuerpo de los comensales con suculentas recetas de bajo coste.
En ellas fundamentalmente se aprovechaban sobras y se daba sabor con componentes económicos. La difícil tarea de dar de comer en tiempos complicados agudizó el ingenio de las amas de casa, quienes nos legaron platos que además ocupan un lugar destacado en la gastronomía clásica española.
Es el caso de la Sopa de Ajos, uno de los primeros más interesantes de la cocina casera que, posteriormente, prácticamente cada localidad, cada pueblo y hasta cada cocina, ha ido versionando y enriqueciendo.
Ingredientes para la elaboración de la receta de Sopa de Ajos:
- Pan duro
- De 6 a 8 dientes de ajo
- Pimentón
- Aceite de Oliva
- Agua
- Sal
Cómo elaborar la receta de Sopa de Ajos:
La receta original y antigua nos hablaba de agua caliente, pura y dura, para la sopa. No obstante, en tiempos más recientes al agua se le añadía un hueso de jamón o una pastilla de caldo de carne o verdura para hacer un caldo con más sabor y quien gusta de perfumarlo con una ramita de hierbabuena. Aclarada la cuestión del agua o caldo calientes, según más nos convenga, proseguimos con los pasos de nuestra sopa.
Cortamos el pan duro de unos días, aún más bueno si es pan de hogaza, en finas rebanaditas. Aquí es necesario recordar que el pan es casi el principal ingrediente de la sopa y que su cantidad dependerá de nuestro propio gusto. Lo bueno es que el pan esté cortado de tal manera que favorezca el espesor de nuestra sopa de ajos. Algunos chefs prefieren el pan sofrito antes de echarlo a la cazuela.
Fileteamos los dientes de ajo y los sofreímos en una sartén con aceite de oliva, cuando estemos a punto de retirar, añadiremos un poquitín de pimentón, que dará color y matizará el sabor de la sopita. Eso sí, cuidad que ninguno de los dos ingredientes se queme.
Cuando el caldo arranque a hervir, añadimos el sofrito de ajos y pimentón, con su aceite y dejamos cocer un par de minutos. Apartamos y rectificamos de sal.
En cada cuenco ponemos el pan natural o frito y echamos por encima el caldo, permitiendo que espese. Algunos complementan el plato con un poco de jamón serrano picado o un huevo apenas cuajado en el caldo.
Imagen: Óscar Palmer