Si hablamos de pescados nunca sabemos por cuál decidirnos, aunque siempre tenemos alguno favorito, ya sea por textura, por sabor, por aroma o por la forma de cocinarlo. Si yo hablo de pescado se me viene inmediatamente a la cabeza el salmón, y es que este pescado da igual cómo lo cocines porque siempre va a quedar bien.
Las propiedades del salmón son de lo mejor de la cocina, aunque al ser pescado azul puede resultar no tan beneficioso para el ácido úrico. Si padeces de la molesta enfermedad de “la gota” debes moderar la cantidad de pescado azul que comes -al igual que la cantidad de carnes rojas-.
La carne del salmón es rica en Omega 3 y en proteínas. Esto quiere decir que gracias al salmón podemos conseguir que nuestro colesterol se reduzca, al menos en parte. Este pescado es ideal para todo el que tenga problemas cardiovasculares, y es que el salmón ayuda a la sangre a fluir mejor y a evitar que se formen trombos.
El salmón también tiene vitaminas de tipo B, aunque por desgracia no aparecen en demasía, por lo que el aporte vitamínico en este aspecto es mucho más bajo de lo deseable.
Si tu cuerpo necesita algo de magnesio o de yodo -hay algunas personas bajas de ellos- no hay nada mejor que un buen filete de salmón a la plancha. Además de todas estas propiedades hay que destacar que este pescado se puede elaborar de casi cualquier forma. En los próximos días veremos recetas relacionadas con este pescado, ya que podemos coger alguna idea para navidad puesto que el salmón es excelente para este tipo de cenas.