El pollo se puede comprar fresco o congelado, entero o por piezas, todo depende de nosotros, de cuándo y cómo deseamos prepararlo.
Pollo fresco
- Cuando tengamos que comprar pollo fresco debe ser el último artículo que metamos en el carro. Se recomienda llevar una bolsa aislante y mantener el pollo fresco hasta llegar a casa.
- Al llegar a casa debemos sacarlo de su envoltorio (si lo lleva), lo lavamos y secamos con papel de cocina. Lo cubrimos con film trasparente y lo metemos de inmediato en el frigorífico. El pollo fresco puede conservarse de esta forma durante tres días. Lo mejor es colocarlo en la parte más alta del frigorífico, a unos 4 ºC.
- Si necesitamos conservarlo más días, será mejor que lo compremos congelado en vez de fresco y luego descongelarlo en casa.
- Si debemos congelar las piezas de pollo para usarlas más adelante, debemos asegurarnos de que están frescas. Las secamos con papel de cocina y a continuación lo envolvemos en bolsas especiales para congelar. Retiramos el aire del interior de las bolsas y las cerramos herméticamente. Escribiremos en una etiqueta la fecha de congelación.
Pollo congelado
- Si compramos pollo congelado debemos comprobar que los envases no están abiertos.
- Debemos meterlo en el congelador en cuanto lleguemos a casa.
- Debemos descongelarlo a fondo antes de cocinarlo para evitar que se endurezca su textura y reducir el riesgo de que nos quede poco hecho a la hora de cocinarlo. Recordad que las partes poco cocinadas pueden producir infecciones.
- Jamás debemos volver a congelar un pollo descongelado.
- Para descongelar un pollo congelado, le quitamos el envoltorio, lo colocamos sobre una rejilla o plato para recoger el agua que vaya soltando y no lo debemos tocar. Lo envolvemos en film trasparente y dejamos en el frigo durante 24 horas. Esta es la manera más recomendable de descongelarlo.
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