La carrillada de cerdo es una de las carnes que más se prestan para el guiso. Su textura suave y gelatinosa, nos garantiza platos tiernos y llenos de sabor. Admite muy bien las preparaciones con vino y son amigas de las cocciones a fuego lento. Desde luego protagonizan contundentes platos sabrosos.
Es importante que antes de guisar vuestra carrillera, déis un repaso a la carne y retiréis con un cuchillo una fina telita que presenta por uno de sus lados, así como el exceso de grasa que haya podido quedar del corte.
Ingredientes:
- 1/2 kilo de carrillada de cerdo (exquisito si es ibérico)
- 1 diente de ajo
- 1 cebollita
- un par de zanahorias
- 1 vaso de vino tinto
- 1 cubito de caldo de carne
- 1 hoja de laurel
- sal y pimienta
Elaboración:
Limpia, trocea la carrillada y salpimenta a gusto. Sofríe ligeramente, para sellar la carne y que no pierda los jugos durante la cocción. Retira del aceite y reserva.
Pica la cebolla finamente y lamina el ajo. Sofríe en el mismo aceite. Vuelve a poner los trozos de carne y agrega un vaso de agua, la pastilla de carne y la hoja de laurel. Deja cocer a fuego lento durante una hora. Rectifica de agua si ves que lo admite con la cocción.
Transcurrido ese tiempo añade las zanahorias laminadas y el vaso de vino. Deja cocer a fuego lento, vigilando que no se pegue, hasta que la salsa reduzca, durante media hora aproximadamente.
Esta receta combina a las mil maravillas con una guarnición de patatas fritas recién hechas o un poco de arroz blanco.
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